V.O. Ciudad Parque | Septiembre 26 de 2018 | Hora: 12:27 p.m. | No al maltrato de nuestros niños y niñas, cuidémoslos, son nuestra alma.
El alma de un niño
descubre las intimidades mas ínfimas
de un ser viviente
que adula
y sigue caminos
a un desierto sin verdes.
Es la majestuosidad
con que ellos
observan a su alrededor
sin pretender convertirse
en un James Bond.
Quieren explorar
y comerse el mundo
a través de sus carcajadas,
llantos y marejadas.
Son almas puras
que aparecen
de la nada,
son magia encantada
entre polvo de estrellas,
que al caer
suenan en ellas,
un sonido de liras o botellas
a un solo sin detenerse,
suave, como millares,
lentamente y muy bellas.
Son nuestros niños
del hoy y del mañana,
a los que debemos moldear,
orientar
instruir
alinear
preparar y conducir,
por el camino del redil,
donde se haya la luz,
un sinfín de esperanzas
que aguardan
ansiosas, plenas y duraderas,
como aquellas veredas
donde sus pastos florecen,
no se secan,
mantienen vida,
sus colores se avivan
y amañan a todo aquel
que en su suelo habitan.
Donde nace y crece un niño,
hay vida,
vive en función de él,
acógelo,
obsérvalo
y aprende de él,
trasmítele de tu ser
déjate llevar
por lo que en realidad es él.
Éntrale poco a poco
sin asustarlo,
él no es ningún bobo
te está estudiando,
quiere conocerte
ver quien eres,
descubrir tus vacíos
te quiere ayudar,
hacer
que no sientas más frio.
Así
es el alma de un niño,
a la que debes imitar
aprender de ella
y lograr su lealtad,
consentir sin atar.
¡Apúrate!
que el tiempo se va,
te hace viejo
y no hay vuelta atrás,
aprende de ellos
y verás la verdad.
El que acoge,
asimila
y vive con alma de niño,
se acerca cada día más
a la felicidad,
esa misma
que el Señor Jesucristo nos dijo
antes de convertirse en un ejemplo
para la humanidad.
En el alma de un niño
encontrarás
el amar de verdad,
sin tapujos y condiciones,
solo acciones,
únicos hacedores de felicidad,
en el alma de un niño
te hallarás,
no lo dudes
palabras sabias
de tu heredad.
Ámalos
y no pretendas
hacerles daño,
recuérdalo,
eres tú
hace unos años.
En el alma de un niño
encontrarás tu verdad,
agradarás al Señor
y verás
las puertas abiertas
al Reino de Dios,
tu posteridad.
HELIOS MAR
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