Son de esos
sentimientos encontrados
que no se te pasan
nisiquiera comiendo un rico helado.
Solo sé
que están allí
en tu ser
inevitables
apacibles
inquietos
a la deriva de tus lamentos.
Sentimientos que se avivan
una y otra vez
sin ocultarse ante la vejez.
Se asemejan
a esa llama
que con el aire
se amilana
toma fuerza
y nunca se apaga.
Es la fuerza del amor
que cuando enciende
confunde
impresiona
nunca cuestiona
se apasiona.
Odio y amor
a la vez
rudeza y dulzura
tal vez,
toda una mezcolanza,
todo
en una añoranza.
Pareciera
que el mundo
se pusiera alrevés,
aprendes a meditar,
a depurar tu ser.
Es algo incontrolable
dable
no depende de uno,
proviene del Gran Padre,
es Dios
moldeando a sus hijos
transformando
augurando
enseñando el ¿porque?
en este gran espacio.
Son las voces
del adiós
que nos envuelven
en una sola pasión,
nos inquieta el existir
nos permite volver a vivir.
HELIOS MAR
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