Una noche en Sn. Tomas 090218
Febrero 14 de 2018 - Hora: 1:15 a.m.
te admiré
y te dejé ir.
Quería conocerte
saber de ti,
palparte
hablarte
lograr tenerte entre mis manos.
Lo logre
me atreví a hacerlo,
a veces me cuesta un poco
pero pude,
sin dudarlo
allí estuve.
¿Sabes algo?
me gusto verte,
por mil segundos
no dejaba de observarte,
ver como se entrelazaban
tu mirada y la mía,
disimulabas y yo así también lo hacia.
Imposible no poder acercarme
deseaba aun mas
poder llegarte
sacarte a bailar,
danzar muy cerca en ti,
escuchar tus latir
lograrte sentir.
Confieso en este instante
que pude amarte
con tan solo apreciarte,
es algo indeterminable
pudiera descifrarlo,
armarlo,
se que puedo lograrlo.
Te vi
te admiré
y no dejare de intentarlo,
prefiero morir
si no te tengo a mi lado.
Esa sonrisa que son yace
es una obra de arte,
combina perfecta
se hace inevitable.
Tu color canela
que se asemeja
al valioso oro por su pureza,
ni que decir de los millares de
hilos purpuras o negro azabache
que adornan perfectos tu escultura
que ni al maestro Vicent van Gogh
se le hubiese ocurrido dibujar sin mi permiso, admirable.
Solo yo
tu escritor empedernido,
algo atrevido
por la locura de los sueños
y el bello anhelo,
he logrado expresarte
en este preciado instante
cuanto vales,
no existen decimales,
ni cifra alguna
que calculen belleza alguna,
mujer de la luna
con el apellido
de una constelación como ninguna.
Resplandeciste y conllevas
el brillo mágico que destellas,
te hace única,
inigualable,
haces parte de un ciclo infinito
de diosas sin estrellas
porque eres luz e iluminas
mi universo y el de todos aquellos
que de ti se rodean.
Te vi
te admire
y no pude evitarlo,
me enamoré.
HELIOS MAR
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