Villa Olímpica, Ciudad Parque, Colombia | Junio 21 de 2018 -
Hora: 11:45 a.m.
Me entrego a tu palabra Padre,
es en ella donde encuentro descanso,
regocijo y consuelo,
es en ella de verdad y de corazón
la que me conduce a tu espacio,
tu cielo y el mío,
me hace vibrar
me llena el vacío.
Auguro en el día a día
y sin descanso
seguirme alimentando,
ensanchando mi pasión,
devoción y anhelo
en algún instante y por siempre
me permitas ver tu rostro,
conversarte más a fondo
y lograr ese nivel de pureza
que a través de la santidad
se logra llegar a ti Padre amado,
sentir tu grandeza.
Es indescriptible
pero me da felicidad
saber que vivo para ti,
respiro, abro mis ojos,
subsisto y es vivificante
poder adorarte,
amarte una y otra vez,
no dejar de pensarte.
Te confieso que a veces fallezco
me abro al gran libro y me arrepiento,
reprocho lo pensado
y me pregunto
¿de que me he alimentado?
Son momentos sin razón
que entiendo,
que así son porque son,
tu, mi Señor, haces parte de ellos,
te involucras y juegas en serio,
para probar de que estamos hechos.
Tu palabra en verdad me alimenta
me hace sentir tu magnificencia
se introduce en mi piel,
recorre mi sangre,
me oxigena,
me llena,
transforma mi agua interna
en energía que quema,
se siente,
se hace notar,
me recorre
y atrae generaciones,
como un gran imán
que acude a salidas
y constelaciones.
Entiendo,
debemos continuar en tu legado
para trascender,
avivar,
enamorar
y seguirnos amando,
en verdad y de corazón
sin tapujos y engaños
sin hipocresías por años.
Tu eres la verdad y la justicia,
la razón existencial,
lo único valedero,
emotivo y sofisticado,
cuantos hermanos vivos
inteligentes y sabios
sienten lo mismo
por aferrarse a tu legado.
¡Gracias Padre amado!
por permitirme haberte conversado
a través de este escrito
y que estés aquí a mi lado,
observando y abrazándome con tu manto
para poder trasmitir y contagiar
a muchos más hermanos
me desbordo en llanto.
No ha sido fácil,
pero todo esta dado
tu y yo juntos
poco a poco
firmes y en comunión
lograremos transformar
parte del mundo
al de Dios,
esperando
se abran los cielos
y con tu sello
nos des el perdón.
Guíanos Señor
por el camino que nos conduce al cielo,
tu eres nuestra razón,
ten misericordia e inyéctanos
a cada instante de tu pasión,
protégenos y no permitas más dolor. Amén
HELIOS MAR